By CARMEN VICTORIA MÉNDEZ CVMENDEZ90@GMAIL.COM »BERLÍN

 

Una serpiente que se muerde la cola. Esa es quizás la imagen que condensa el cuerpo de trabajo que Lucía Pizzani exhibe en Descent, la individual que inauguró recientemente en Berlín, Alemania, en la galería House of Egorn.

Se trata de una metáfora de Venezuela, su país natal. Aunque la artista está residenciada en Londres desde hace varios años, regresa regularmente a Caracas, en cuya escena expositiva se mantiene activa. En esta muestra, Pizzani logra un contrapunteo entre la representación de la crisis política, económica y social que atraviesa su nación de origen y el tema de género que viene tratando con solvencia en sus últimas investigaciones.

Precisamente, la imagen de la serpiente como símbolo que se presta para hablar de la situación de la mujer en el mundo, pero también dice mucho de la situación actual de Venezuela. Un país sumido en una crisis que para Pizzani es representable a través del luto, del negro como tono predominante en la selección de esculturas, fotogramas y video que integran su primera individual en la capital alemana.

La artista presenta una serie de esculturas de pared elaboradas en cerámica esmaltada, las cuales emulan pieles de serpientes puestas a secar. Para Pizzani, este animal simboliza lo femenino. La serie se titula Cuaimas y alude a la idea de «la mujer dominante, maliciosa e indigna de confianza», escribe Kiki Mazzucchelli en el texto curatorial.

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