El artista Jose Dávila (México, 1974), arquitecto de profesión, exhibe su primera individual en Caracas. Una ciudad que parece el lugar más pertinente para hablarnos del espacio oculto, del que construimos y vivimos en la cotidianidad, y que no concienciamos.
Aunque nos dice que “como sociedad no hemos logrado aún establecer los vínculos para la libre circulación y transmisión de conocimiento y de la expresión” no se deja amilanar y al contrario se pregunta constantemente por el papel de los artistas y suspira agradecido de que esa responsabilidad no le pertenezca sólo a ellos, sino a la sociedad misma. y así nos revela su estrategia ante el olvido y el rescate de la memoria, en donde la resonancia de la imagen hace eco de su huella.
¿Cuál era el contexto artístico-cultural en tu ciudad natal a la hora de sacar a flote o asentar tu propuesta artística?
Hasta cierto punto no sé si mi propuesta se ha asentado o no, pero en el momento en que empecé a exhibir y a hacer exposiciones, era un momento en que Guadalajara empezaba a abrirse al arte contemporáneo, a manifestaciones donde ciertos procesos artísticos no eran los más conocidos o tradicionales.
Eso coincidía con el hecho de que en el 1996 y 1997 se empezó a organizar la primera Feria de Arte Contemporáneo en México. Era un momento de cierta apertura y asombro y hasta hoy ya han pasado alrededor de 15 años y sin embargo no ha dejado de haber cierto escepticismo por parte de ciertos sectores hacia prácticas artísticas que no sean tradicionales.
¿Cómo crees que es visto el “arte latinoamericano” desde el primer mundo, si es que puede hablarse desde estas dos categorizaciones?
No le pondría gentilicio al arte, ni al primero, segundo o tercer mundo. Sí creo que efectivamente, se nos suele ver con cierto exotismo e incluso con un alto grado de folklorismo. Pero creo que no es el caso, se podrían hablar de manifestaciones no necesariamente académicas, porque si algo se quedó un tanto rezagado, en mi país, fue la academia, la cual se quedó con patrones extremadamente clásicos y donde hubo una cierta sequía de teoría y de pensamiento contemporáneo que entonces llevó a que cualquier manifestación que no estuviera en el canon generara escepticismo.
¿Qué papel juega la memoria en tus obras? Tema tocado evidentemente no sólo en tu trabajo con la fotografía, sino también en la escultura, la instalación y sobre todo en el site-specific
Muy acertadamente la memoria es el tema que principal y particularmente toco en mi obra. La memoria, como mi interés personal, es una especie de alimento primordial que tenemos, es anímica, sentimental, familiar, personal, hasta una forma de relacionarnos con el conocimiento. La historia del arte y la arquitectura se ven entendidas desde la memoria de un momento o de una civilización. En el instante en que la memoria entra en juego siempre hay un espacio subjetivo.
¿No es un obstáculo para ti que la memoria tenga mucho de subjetivo?
Al contrario, esa subjetividad es lo que más me interesa de la memoria porque a pesar de que puede partir de un hecho específico, tú te recuerdas de ello será diferente a lo que me acuerde, y la imagen a la que quizás yo acuda será diferente a la tuya. Esas diferencias de personalización, esos espacios subjetivos son los más ricos para mí.
¿Además del hecho de la memoria, por qué consideras al espectador como el más importante en la obra, o como el que la completa? ¿Te pertenece la obra una vez terminada o le pertenece al que la complementa?
Creo que más bien la compartimos. No digo que ya no me pertenece porque viene de un proceso muy personal. Pero efectivamente creo que si la obra estuviera sola, en una isla abandonada y nunca nadie la fuera a ver; sí adolecería de la parte que el espectador le otorga.
¿Cómo se relaciona la geometría con tu trabajo entendiendo que vienes del campo de la arquitectura?
No me considero arquitecto como tal, aunque estudié y laboré en el campo, porque llevo muchos más años dedicado al arte. Ese interés sin duda nace por mi formación como arquitecto y de allí mis cánones espaciales, de escala y funcionalidad.
Me interesa mucho la geometría oculta de las cosas porque el mundo tiene como cierto orden en el que la geometría ha funcionado como una herramienta muy eficaz para ese orden y que muchas veces ocultamente está, pero que no rige la manera de vivir o de relacionarnos con la ciudad, con la calle o con el prójimo. Por eso las luces que se desprenden de las medidas que tienen algunas de mis piezas en concreto para subrayar ciertos perímetros que a simple vista pasamos de largo.
Para terminar: ¿Qué te llevas de nuestro de país aparte de ron, chocolate y la belleza de nuestras féminas?
(Risas)…pues me llevo la imagen de una sociedad que está muy conectada con su realidad inmediata mediante esta especie de fractura social (si puede llamarse así) que se puede palpar…y después de eso, pues sí, me llevo ron, chocolate y la imagen de la belleza de sus mujeres (risas)…
http://www.habitatplus.com.ve/venezuela/la-geometria-oculta-en-jose-davila/