La persona que ingrese a Espacio Monitor a conocer la exposición Angulares del artista Vicente Antonorsi percibirá de inmediato que se encuentra rodeado por la belleza  de las catorce obras de arte que integran la instalación. Un primer recorrido por la sala le permitirá apreciar, enseguida, el carácter volumétrico y espacial de la propuesta. A lo mejor, por efecto de la empatía, llegue a sentir predilección por alguna de ellas y decida retroceder unos pasos para verla con detenimiento.

El enfoque periodístico es diferente. Los periodistas necesitamos  conocer y entender ante qué estamos con el fin de enviarles esa información a los lectores. De allí que conversemos con el artista Vicente Antonorsi  y con el curador de la galería Miguel Miguel quién subrayó la simbiosis que hay en la exposición entre arte y arquitectura y cómo el artista integró ambas instancias de la creación en sus esculturas.

Fue en los minutos finales de la entrevista cuando Antonorsi reveló que toda su obra de arte responde a la realización de uno de sus sueños; poder expresarse de cualquier forma.  “Me encanta la geometría, pero también la gastronomía,  me gusta ser buen padre y abuelo, me encanta ser de aquí, de Caracas. La intención de mi trabajo es poder expresar todo eso, por medio de cálculos matemáticos, mi propia identidad, conocimientos y sentimientos  hasta reconocer que por estas manos sale lo que dice mi subconsciente”, señaló el artista.

— ¿Nació en Venezuela y vivió en Colombia?

— Nací y viví en Caracas con la excepción de ocho años que estuve en Bogotá  cuando la Universidad Central de Venezuela entró en la etapa de renovación y opté por ingresar a la  Facultad  de Arte y Arquitectura  de la Universidad de Los Andes de Bogotá. Estudiantes de las dos carreras recibíamos clases juntos y en el mismo recinto, un espacio hermosísimo a 200 metros de la Quinta de Simón Bolívar, la casa que habitó  cuando gobernó  la Gran Colombia. En uno de los lapsos de estudio, y por tres semestres, me retiré de arquitectura y me puse a estudiar textiles con Olga de Amaral.

—  En su biografía figura como una profesora que dejó huella en su vida.

–Me quedaron  sus enseñanzas en materia de tejido que perduran hasta hoy.  La admiro y tuvimos una prolongada amistad. Ella vive y es una de las mejores tejedoras del mundo. Trabaja en dos talleres, uno de arte, que son tapices y el segundo, de telas y alfombras. Ha pasado por diversas técnicas. Primero hizo tapices con la técnica del gobelino  modernizado con perforaciones y mallas, siguió con lana virgen hilada a mano y continuó con el crin de caballo. En paralelo trabajaba sus telas. La obra más grande que yo he sabido de ella se encuentra en la ciudad de Houston y mide 18 pisos de un edificio. Imaginemos los estudios de resistencia de materiales que tuvo que hacer y las mallas internas y otros soportes que tuvo que emplear para que colgara.

— El tema de ella comenzó siendo “el tejido” y terminó siendo “el tejido en Colombia”. Pasó por las etapas  precolombina y colonial con sus tejidos de ponchos y ruanas y otros objetos de uso común y doméstico de entonces. En sus siguientes trabajos con crin de caballo uno sentía que era  tapia pisada. Luego comenzó  a hacer unos trabajos muy grandes con muchísimo color  con el mismo cordel y pasó a los paisajes que no eran figurativos pero uno sentía que estaba debajo de un helecho arborescente y  más abajo estaba el musgo y al final las piedras. Después de eso viene una etapa muy larga, con tejidos de oro y plata que también reciben la influencia  de la historia prehispánica y de la religión católica en la etapa colonial de Colombia.

Por su parte, Vicente Antonorsi transita su propia senda. En 1999, se dedica al diseño de muebles y hace una obra plástica con tejidos que expuso en la Sala Ocre de Caracas. A propósito afirma: “Mi trabajo era tejido y madera, muebles de madera y construcciones de arquitectura, pero con el tiempo fui depurando mi obra, le imprimí color y ritmo a los tejidos e incursioné en el género de los pequeños formatos de bahareque, tejiendo bejucos de ciudad, ratán y mimbre y cubriendo ese entramado con pintura de pared espesa que se agrietaba y dejaba ver el interior”.

Hubo intermedios entre una y otra etapa de la creación plástica del artista y arquitecto. Por ejemplo, un buen día hizo un ramo de flores y hojas enormes, fuera del común, para homenajear a las ceramistas amigas de su madre Reina Herrera. Luego, Vicente Antonorsi recibió la invitación de Thais Rivero y William Niño Araque  para hacer una exposición atinente en la Sala Mendoza que sonó mucho en el 2001 y que el artista recuerda de esta forma:

–Yo soy un caraqueño. Toda mi vida subí a El Ávila, pero tengo acciones en toda la zona que rodea la ciudad, la Cordillera de la Costa, Barlovento, los Valles del Tuy. Todo este territorio me pertenece tanto como los riki-riki, las peonías, el aguacate, las lágrimas de San Pedro, los cocos importados y las pepas de mango que se encuentran por doquier en este territorio.  Entonces hice  una exposición con semillas recogidas en Caracas.  Empleé 20 kilos de semillas de guayaba, sarrapia (no es local pero igual la empleamos),  para-paras , pepas de mango, pepas de aguacate, cacao y de café,  y para mostrar éstos dos últimos granos hice unos collares de cacao, café verde y tostado .  Los enrollé  y formé unas pelotas. Hice una cama de semillas de lechoza y de melón y  sobre una playa de semillas de guayaba, coloqué una espiga de una palma de cola de pescado, con una espiga de palma invertida encima de la primera, como haciendo el amor. Al final de la muestra hice una composición con todas las flores rosadas que conseguí y pinté la pared de atrás color añil. Todo muy tropical, nuestro y muy cursi.

Ayer y hoy

Cuesta confrontar esta imagen bucólica y repleta de especie olorosas, que nos describe el autor de Angulares. Aquí las esculturas son de carácter arquitectónico geométrico,  piezas de gran formato en hierro y piedra para exteriores y varias combinaciones de  madera contra enchapada y fórmica para instalarlas en ambientes interiores . Hay una estructura en madera en gran formato que el artista diseñó  para hacerla también  de concreto y colocarla en un parque para el disfrute de los niños.

Explica el curador de la muestra, Miguel Miguel García, que se trata de una exposición de escala museística. “Un aporte importante de Antonorsi al arte de Venezuela, porque presenta una nueva forma de concebir la obra escultórica y tridimensional, donde fusiona el oficio del artista y del arquitecto. Aquí hay una investigación rigurosa  y un trabajo exigente sobre los materiales; madera, fórmica, piedra, hierro”, dice.

En el rostro de Vicente Antonorsi se dibuja la tensión acumulada por el trabajo de meses para alcanzar el resultado en el tiempo  previsto; una exposición brillante. Ahora complacido refiere: “Las formas son figuras geométricas pero les hago cortes perfectos y les saco otras formas geométricas, otros movimientos, nuevos ángulos que la pieza inicial no tenía”.

 

Fuente: http://esferacultural.com/exposicion-antonorsi-angulo-realmente-sueno/3396