La XIII Bienal de Cuenca, Impermanencia, propone juntar un grupo de artistas geográfica y estilísticamente diversos, quienes comparten un interés por reflejar las debilidades y locuras de la existencia humana vinculadas a nuestra condición esencialmente fugaz. Así, la exhibición reconoce que los desafíos de hacer arte comparados con algunos de los obstáculos más grandes de la existencia humana, pueden parecer menores y triviales para quienes no están al tanto de su relevancia, de la misma forma que nuestra especie probablemente parece insignificante cuando se compara con la totalidad del cosmos que nos rodea. Y, sin embargo, hacemos y apreciamos el arte por razones profundas y primordiales que a veces incluyen el deseo de preservar nuestro nombre después de la muerte.
En este contexto, quizá sea el arte de lo inefable, de la indefensión y lo transitorio el que habla de un modo más elocuente a nuestra constitución de envoltorios temporales y transitorios de energía que se dispersa gradualmente dentro de un universo frío y en continua expansión. En su apelación a la sensibilidad interna del espectador, la XIII Bienal de Cuenca cambia sutilmente ciertas condiciones previas de relación con las obras de arte, las cuales, en el análisis final, son más el patrimonio de toda la humanidad que de un solo museo, estado o individuo. Para esta oportunidad, el artista Elías Crespín, caraqueño y residenciado en París, participará con la obra Plano flexionante circular (2012).
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