Actualmente uno de los más sobresalientes, reconocidos y celebrados creadores visuales de América Latina es Marco Maggi. Residente en New Paltz, al norte de la ciudad de Nueva York, donde ha desarrollado toda su singular y distintiva obra creadora que le ha merecido amplio reconocimiento, proyección y visibilidad internacional, y que está representada en significativas e importantes colecciones públicas y privadas de arte moderno y contemporáneo del mundo, representó en solitario a Uruguay, su país de origen, en la Bienal de Venecia del año pasado, con notable éxito de público y crítica especializada, siendo el pabellón de esta nación Suramericana (conocida como la “Suiza de América») uno de los más visitados y positiva y elogiosamente comentados en el Giardini, sede principal de la prestigiosa y centenaria bienal, y en donde está ubicada la hermosa y minimalista arquitectura que alberga cada dos años el arte de ese país. Solo a manera de ejemplo (se pudieran señalar varios), con la idea de que el lector se percate de lo que significó para esta icónica confrontación internacional la oportuna presencia de este creador de nuestra región, la temida —por severa e influyente- aunque prestigiosa crítico de arte estadounidense Roberta Smith, quien por más de un cuarto de siglo ha liderado la muy leída y consagratoria sección de arte del The New York Times, entró varias veces a ver el conmovedor trabajo de Maggi, reseñando posteriormente en ese periódico-institución, de manera altamente superlativa, lo que allí vio: una enorme, sorprendente, envolvente, enigmática e inusual instalación integrada por más de 10.000 piezas.

Maggi, nacido en Montevideo en 1957, ha inventado un novedoso alfabeto visual que hoy en día lo honra y distingue entre los artistas latinoamericanos que han aportado una nueva manera de «leer» y percibir el arte contemporáneo de nuestro continente. Entre los museos cuyas colecciones permanentes poseen obras suyas se pueden mencionar, entre otros, el Museo de Arte Moderno, MoMA, el Whitney Museum of American Art, y El Museo del Barrio, todos en Nueva York; el Museo de Arte Contemporáneo, Los Angeles; el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington D.C.; Museum of Fine Arts, Boston; Fine Arts Museums of San Francisco; Walker Arts Center, Minneapolis; Indianapolis Museum of Contemporary Art, y en colecciones privadas de alto prestigio como la Daros Foundation, Zürich, Suiza; Colección Patricia Phelps de Cisneros, Caracas y Nueva York; The Judith Rothschild Foundation, Nueva York, por solo mencionar algunas.

Sobre su obra sensible e inteligente se ha dicho: “Los dibujos, esculturas e instalaciones de Marco Maggi codifican el mundo. Compuestos por estructuras lineares que sugieren placas de circuitos electrónicos, vistas aéreas de ciudades imposibles, planos de ingeniería genética o ramificaciones de sistemas nerviosos, sus dibujos son un tesauro de lo infinitesimal e indescifrable. El lenguaje abstracto de Marco Maggi alude a la manera en que la información es procesada en la era global. Su obra es un desafío de la noción de dibujo en sí mismo. En la 56ª Bienal de Venecia Maggi presentó «Miopía Global (lápiz & papel)», una instalación de sitio específico realizada con papel autoadhesivo y lápices en el interior del pabellón. Afirmar que el mundo es miope suena despectivo: Un planeta sin perspectiva, avanzando sin sentido de dirección. Marco Maggi, por el contrario, reivindica y prescribe miopía como la extraordinaria habilidad de ver desde muy cerca. Ser corto de vista permite enfocar cuidadosamente detalles invisibles. Además, desafía la aceleración y el abuso de las relaciones a larga distancia, características de nuestra época. Luego de un siglo XX hipermétrope, sin las soluciones prometidas para todos y siempre, es tiempo de estimular nuestra empatía por lo inmediato y lo insignificante».

 

 

MIGUEL GARCÍA, Miguel. (Mayo – Junio 2016). Marco Maggi. Revista DecoNews No. 113, Año 21. Sección: Arte, páginas 84-87.

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